¿A Qué Ritmo Vas?: Al Ritmo de la Empresa, o al Ritmo de tu Familia?

El fenómeno del “burnout” o agotamiento está cobrando cada día más personas, y no es para sorprenderse, cada día tenemos más cosas por completar, debemos avanzar más rápido para en teoría asegurar un crecimiento sostenido, pero estas carreras nos llevan a no poder tener pausas entre reunión y reunión, tener que inhalar la comida, y si esta es rápida, mucho mejor porque no tenemos tiempo, a dormir mal y pocas horas. Es en esta “sobrecarga alostática”, cuando las demandas exceden nuestra capacidad, en donde creamos esta tormenta perfecta, el cuerpo se debilita. Y no necesitamos líderes debilitados, fundidos o en el peor escenario enfermos o ausentes.

El conferencista hacía una analogía con la batería, ya que todos en nuestra vida tenemos aspectos que van a ritmos diferentes. Imagina una mano tocando rápidamente al ritmo que necesita la empresa, la otra mano tocando en un ritmo más lento que es el que tienen tus hijos pequeños, y tu pie tocando el bombo al ritmo que necesita tu cardiólogo que estés. El sonido es estridente, se percibe desorden que termina por molestar los oídos hasta desesperarnos. Así está sucediendo con nuestras vidas. ¿Qué pasa si adquirimos un ritmo que se ajuste a todos los aspectos de nuestra vida?. Ahora piensa en un baterista que toca, las diferentes partes de la batería, con diversos requerimientos, pero en armonía, un nivel de ritmo que realmente podamos sostener a largo plazo. Ese es ritmo correcto que nos permite estar presentes, y el presente recordemos que es un regalo. 

El conferencista decía, “El éxito no es dónde llegas, pero si cómo llegas”. Pensemos por un momento cómo nos imaginamos llegar a esa meta que nos hemos puesto? o cómo queremos tener una vida de éxito? Éxito financiero pero enfermo sin poder disfrutarlo todo? Con éxito profesional pero con una familia dividida? Dentro de la cultura de las empresas, si es que el individuo realmente es considerado como lo más importante y valorado que tiene la empresa, es imperante incluir procesos, acciones y toma de decisiones transversales que abran paso a que las personas encuentren ese ritmo en sus vidas. Por ejemplo, poder terminar su jornada laboral en tiempo, cancelando toda recepción de mails después de la hora de salida, o poderse ir de vacaciones y al llegar no tener una montaña interminable de mails en su bandeja de entrada. Tener horarios establecidos para hacer pausas (la hora de un snack a media mañana y a media tarde son las excusas perfectas para hacer esa pausa), en pocas palabras fomentar que los colaboradores tengan limites en sus horas de trabajo, y fomentar el tiempo en familia, tiempo para un hobbie, tiempo para descanso y reparación, etc.

Correr está sobrevalorado, porque correr nos lleva a ese agotamiento que termina por afectar todas la áreas de nuestra vida. Dar zancadas (el conferencista define una zancada como: caminar con pasos grandes y decisivos en una dirección específica) resulta ser más eficiente que pretender correr a un mismo ritmo y aguantar largas distancias. Cuando damos zancadas, aguantamos más y quizá llegamos más lejos, nos cansamos menos y podemos cuidar de nuestra salud física y nuestra salud emocional, y al mismo tiempo de cuidar de nuestra familia, dar el ejemplo y liderarlos con amor.